habilidades personales
Las habilidades personales son esenciales para conseguir objetivos en la vida en general, pero cuando tienes un negocio propio,  determinadas habilidades y capacidades se imponen sobre las demás para desempeñar tu labor con éxito.

¿Qué sería de tu negocio sin ti?

Todos tenemos una serie de cualidades personales que destacan sobre las demás, que están más desarrolladas. Es importante identificarlas y potenciar aquellas que nos resulten más útiles para hacer crecer un pequeño negocio.

 

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En muchos aspectos somos completos desconocidos para nosotros mismos, si preguntásemos a nuestro entorno sobre nuestra característica más destacada es posible que no obtengamos la respuesta esperada.

¿Qué crees que piensan tus clientes de ti? ¿Qué crees que es lo que más valoran de tu trato con ellos?

Vamos a ver cuáles son las habilidades personales que más te pueden ayudar en tu negocio.

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Clasificación de las Habilidades Personales

Antes de clasificar las habilidades personales, es posible que te estés preguntando qué son las habilidades.

La habilidad es un talento, destreza o capacidad, que alguien posee para desarrollar determinada actividad, tarea u oficio con éxito.

Podríamos clasificar las competencias personales desde muchos puntos de vista, aquí lo haremos en función de su adquisición y aplicación:

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Habilidades personales elementales, son habilidades básicas para nuestro desarrollo e integración en la sociedad. Ejemplos: capacidad de adaptación, capacidad de aprendizaje, capacidad de decisión, energía, integridad, independencia, juicio…
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Habilidades profesionales, fundamentales para desarrollarnos con éxito en la gestión profesional. Ejemplos: qué hacer para destacar, cómo ver lo que antes no veíamos, curiosidad por aprender cosas nuevas, innovación, creatividad, orientación a resultados, tolerancia al riesgo y al fracaso…
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Habilidades específicas de la labor que desempeñamos, tanto operativas: análisis numérico, la atención a los detalles… Como interpersonales: tareas como la atención al cliente, la capacidad de negociación, la escucha activa, persuasión, habilidades para trabajar en equipo…
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Habilidades directivas, orientadas a dirigir a tu equipo de forma eficaz, visión, espíritu emprendedor, liderazgo, capacidad de delegar…
Veamos algunas de las habilidades personales más importantes para tu negocio.

Si consideras que alguna de ellas no está en tu lista personal, puedes trabajar para incorporarla a tu repertorio y mejorar tu desarrollo profesional, pero es probable que no llegues a destacar en ella como destacarás desarrollando las que sí son propias de ti.

Es importante también, saber suplir nuestras carencias con las habilidades personales que destacan en cada miembro del equipo, con el fin de mejorar el conjunto.

La Confianza

La Confianza se define como la esperanza firme que se tiene en alguien o en algo y también la seguridad que alguien tiene en sí mismo.

En todos los casos es una de las habilidades personales que siempre deben estar presentes en un negocio, ya sea pequeño o grande.

Sin embargo, las grandes marcas tienen acceso a una generación de confianza ante sus clientes que podemos llamar «de pago».

Seguro que has visto muchas veces el reclamo «Anunciado en TV» en muchos productos o alguien te ha comentado «esto es muy bueno… Lo anuncian en televisión…»  La publicidad genera por sí misma esa confianza.

En tu caso, seguramente no tengas esta posibilidad, pero puedes y, además, necesitas fomentar la confianza tanto en la relación con tus clientes, como en la percepción de tus productos, en la relación con tu equipo y, por supuesto, en ti mismo… «Puede quien cree que puede».

Vamos a ver las dimensiones de este concepto desde distintos puntos de vista.

La Confianza a nivel Profesional

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En las relaciones con tus clientes, es imprescindible esforzarse en construir una relación de confianza, porque aporta posicionamiento, diferenciación y fidelidad.

Entenderte perfectamente con tus clientes te aporta cercanía, clientes agradecidos y satisfechos, que te van a recomendar y colaborarán contigo.

Como ves, todo son ventajas y factores clave para un pequeño negocio.

Obviamente, no basta con decirlo, ese típico eslogan vacío “Pepita, tu carnicería de confianza…”  ya está tan usado que no aporta nada al consumidor.

En realidad, es algo mucho más complicado que requiere tiempo, transparencia, honestidad y comunicación, saber escuchar e informar adecuadamente a tus clientes es importante.

Por otro lado, de nada sirve hacer este esfuerzo si el producto o servicio que comercializas no es de calidad o, al menos, no responde a las expectativas del cliente.

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Al mismo tiempo, si trabajas con un equipo, aunque sea pequeño, es fundamental establecer la confianza como principio operativo y como filosofía de gestión.

Las relaciones y las culturas empresariales de confianza generan mayor productividad, energía y alegría.

Para generar confianza a nivel interno es necesario actitud, comunicación, proactividad y compromiso.

El equilibrio entre la confianza y el compromiso es la clave para tener un equipo eficaz.

Si falta confianza, aunque haya compromiso, el equipo no estará cohesionado, todos querrán salvar el pellejo y se perderán las increíbles ventajas que proporciona trabajar en la misma dirección.

Si, por el contrario, hay confianza pero no compromiso, el resultado será muy buen rollo pero sin resultados.

También es necesario tener en cuenta la relación entre confianza y control, a mayor confianza menor control, lo que supone que  instaurar una cultura de confianza y compromiso antes que de miedo y control, es mucho más eficaz.

La Confianza a nivel individual: La Autoconfianza

Si tu no crees en ti… ¿Por qué tendrían que hacerlo los demás?

Creer que puedes hacer lo que te propongas, es fundamental en la vida pero teniendo un negocio más.

Para conseguirlo es necesario conocer tus fortalezas y tus debilidades y apoyarte en las primeras, para minimizar las segundas.

No siempre resulta fácil quererse a uno mismo, según Miguel Udaondo, en su libro «Tú eres tu Coach» , requiere trabajar siete requisitos : autoconsciencia, autoconcepto, autoestima, autoaceptación, autocrítica, autodisciplina y autoefiencia.

Para trabajar estos conceptos necesitarás análisis, reflexión, observación, madurez y dedicación. Pero merece la pena el esfuerzo si consideras que la autoconfianza no es tu fuerte… Verás los beneficios tanto personales como profesionales.

La autoconfianza es también decisiva a la hora de desarrollar tus talentos, los resultados que obtienes dependen de tus capacidades, pero también de tu compromiso y de tus acciones, de modo que si crees en ti y trabajas tu negocio los resultados llegarán.

La Creatividad

Hacer cosas nuevas o de forma distinta, es una de las fuentes de energía interna más poderosa.

Sin embargo, pasa algo raro con las ideas… En muchas ocasiones escasean, pero la mayoría de las veces lo que ocurre es que el miedo se apodera de nosotros y acaban en el cajón del olvido.

Aunque pueda parecerte que no eres creativo, la creatividad es una actitud mental, sólo falta que te lo creas y ponerles patitas a las ideas para que puedan andar.

Las ideas, si no se convierten en hechos no valen nada porque nunca se traducirán en resultados.

En los pequeños negocios se hace imprescindible suplir la falta de recursos con imaginación, nuestras innovaciones no van a suponer grandes inversiones de dinero, pero lo que si tenemos que buscar es la innovación en valor para el cliente.

Es decir, hay que ponerse a pensar ya, en lo que podemos hacer para ofrecerle más valor al cliente con lo que tenemos. Será la única forma de diferenciarse y competir.

No es cierto en absoluto que la creatividad sea cosa de genios, de mentes iluminadas, en realidad, se puede practicar y aprender, todos podemos visualizar imágenes, hacer un dibujo aunque sea como un niño de 5 años, escuchar música o tener sentido del humor.

Por tanto… ¿Por qué no buscar nuevas ideas para implementar en nuestro negocio? Ideas simples, que nos permitan probarlas sin grandes costos.

Empecemos a pensar en soluciones fuera del marco habitual, en combinaciones novedosas, utilizando soluciones habituales en otros sectores, en añadir, quitar, crear y suprimir… Juguemos.

Lo importante es ser proactivos, tomar la iniciativa y no esperar a tener que reaccionar ante los ataques de la competencia, moverse rápido y adaptarse o incluso adelantarse a los cambios del mercado.

El proceso de Creación

Podemos dividir este proceso en cuatro etapas:
La inmersión, ante un problema o una oportunidad, es importante permanecer con los ojos, los oídos y la mente abierta para recopilar información, datos, opiniones, opciones… 

Escucha a tus clientes, sus quejas, sus objeciones, sus problemas, sus necesidades, sus deseos.

La Incubación, identificado el campo de exploración hay que darle vueltas al asunto, considerar todas las variables, pensar sobre ello, pero no sólo en la ducha o en un atasco, es bueno dedicar tiempo a pensar con lápiz y papel.
La iluminación, es el momento de que se encienda la bombilla, de generar ideas, clasificarlas y seleccionarlas.
La innovación, habrá que precisar los detalles operativos de la idea ganadora, estudiar su viabilidad, verificarla y ponerla a prueba al menor coste posible.
Este proceso requiere tiempo, trabajo y, sobre todo, decisión para poner la idea en práctica, de lo contrario será inútil.

La Comunicación

La comunicación es imprescindible para vender, pero supone mucho más.

Comunicar es compartir, establecer una relación entre personas, es algo que hacemos de forma constante e inevitable, sin necesidad de decir una palabra estamos comunicando con nuestro cuerpo, los gestos, la ropa, el peinado, el coche… En pocos segundos la otra persona habrá recibido un mensaje y tendrá sus conclusiones.

En los negocios pasa algo similar, es importante llevar a cabo una comunicación persuasiva para generar impresiones positivas y que la conclusión que saca el receptor sea la que pretendemos.

Antes de decidir cómo queremos comunicarnos, debemos tener claro qué queremos comunicar y a quién.

Por tanto, el trabajo debe comenzar antes, definiendo tus valores, la identidad de tu marca, tu público objetivo, tu promesa, tu posicionamiento, tus diferencias, etc.

Una vez definidas las bases, tu forma de comunicarte con tu público será determinante para el éxito de tu negocio.

Tendrás que saber hacerlo en dos ámbitos; de puertas para adentro y de puertas para fuera.

Me explico, por un lado tienes que desarrollar la capacidad de llegar a tu público a través de los canales donde se encuentra, pueden ser Redes Sociales, Marketing directo, Eventos, Relaciones Públicas, Publicidad…

Además tienes que tener en cuenta que la fachada de tu establecimiento comunica un mensaje, tu escaparate transmite emociones, la cartelería, el diseño del espacio, la decoración, la colocación del producto, etc… Todo está comunicando un mensaje, asegúrate de que sea el que tu quieres.

Por otro lado, tu habilidad para comunicarte durante el proceso de atención al cliente será decisivo para la consecución de las ventas, es un tema que hemos tratado ya en otro post, la clave es generar una experiencia positiva, causar buena impresión, tener en cuenta las palabras, los gestos, la comunicación no verbal… Todo es percibido de forma inmediata por el cliente.

Saber escuchar como parte de la Comunicación

Una parte fundamental de la comunicación es la escucha como habilidad personal, que implica mucho más que oír, cuando escuchamos o nos sentimos escuchados se produce una confluencia entre los universos de dos personas y hay conexión.

Sin embargo, no es una labor sencilla.

Tras la acción de escuchar existen otros elementos:

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Sentir, se trata de percibir al otro en su conjunto, no sólo oír sus palabras, sino también su tono de voz, su lenguaje corporal, sus gestos, etc.
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Interpretar, se trata de comprender al otro y hacérselo saber, bien mediante preguntas complementarias o parafraseando sus palabras.
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Evaluar, reconocer las emociones de nuestro interlocutor, no es lo mismo que se sonroje por vergüenza o porque tiene calor.
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Responder, demostrarle que le comprendemos, resumir lo que te ha dicho y verificar que está de acuerdo.
Saber escuchar y conectar con el cliente es fundamental en tu negocio porque, además de obtener una información muy valiosa, estás ofreciendo al cliente una atención personalizada, le ofreces toda tu atención y lo mejor de ti mismo.

Mirar a los ojos, demostrar interés, ayudar al otro, es lo mejor que podemos ofrecer a nuestros clientes en los negocios pequeños.

La Asertividad

La Asertividad supone quedar bien con todo el mundo sin dejarse pisar, imagínate lo importante que es para tu negocio.

Sin embargo, no siempre resulta una labor fácil, es muy probable que no hayamos aprendido nunca a cuidarnos y proteger nuestra autoestima.

La asertividad en contraria a la pasividad pero también a la agresividad, no se trata de defendernos avasallando a los demás, sino de hablar de forma clara y honesta, saber decir «no» y hacerlo con afecto, amabilidad y respeto.

Algunas situaciones o problemas donde te vendrá bien aplicar esta habilidad son:

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En la gestión de quejas.
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Para negarte a peticiones que no te convencen.
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Al poner límites a tus clientes, proveedores, etc.
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Para pedir favores.
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Para coordinar a tu equipo.
Practicar y desarrollar esta habilidad te permite defender tus derechos desde la comprensión.

La Empatía

La Empatía supone comprender y aceptar a los demás sin necesidad de estar de acuerdo con ellos, comprender sus creencias, sus pensamientos, su perspectiva, sus deseos, pero sin mezclarlos con los nuestros.

La empatía es fundamental para:

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La comunicación, ponernos en los zapatos del otro nos hará entenderlo mejor.
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La comprensión, llegaremos a interpretar mejor las emociones del otro.
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La orientación al servicio, para reconocer y poder satisfacer las necesidades del cliente.
Esta conexión te acerca a tus clientes, a sus emociones y a sus necesidades y genera la fidelidad que tu negocio necesita.

El Liderazgo

Puede parecer que el liderazgo empresarial es una habilidad personal necesaria, únicamente, para altos directivos de grandes empresas, pero en realidad tú eres el Director General de tu empresa y además, en el momento en que haya una sola persona que depende de ti, ya es necesaria esta habilidad.

La capacidad de liderar supone tomar la iniciativa, gestionar, motivar e incentivar a un grupo o equipo.

Ten en cuenta que, a ojos de tu equipo, puedes ser un simple jefe que planifica, organiza, dirige y controla o un líder que, además, tiene en cuenta a las personas, motivándolas para obtener mejores resultados.

También puedes actuar como un líder de cara a tu público.

Podríamos definir las cualidades de un líder como:

Tener una Visión, definir las metas de tu negocio de una forma inspiradora y motivadora.
Integridad, siempre actúas desde tus valores.
Autoridad, entendida como poder de atracción, como carisma.
Capacidad para orientar y gestionar el cambio.
Apertura para aprender y aprovechar las ideas del grupo.
Orientación a resultados, focalizándose en metas y objetivos.
Innovación para descubrir nuevos caminos y nuevas formas de hacer las cosas.
Capacidad de colaboración.
Compromiso ético con su entorno.
Como ves, todas estas habilidades empresariales suponen la creación de un ambiente laboral de unión, motivación y compromiso, pero, además, pueden ser una fuente de inspiración y adhesión para clientes, proveedores, colaboradores, etc., hacia tu marca.

Una Buena Actitud

Para terminar con esta serie de habilidades personales fundamentales en una pequeña empresa, es necesario hablar de la mente positiva, tener una buena actitud es fundamental en la vida pero cuando se está al frente de un pequeño negocio es absolutamente imprescindible.

Si las fuerzas flaquean, si el ánimo decae, si falta motivación, ilusión y ganas… Será muy difícil que puedas asumir con garantías el reto que supone estar al frente de un negocio.

Necesitas energía, y sólo la encontrarás dentro de ti, saberte capaz de avanzar y llegar a dónde quieras, será lo que te aporte fuerza.

 

«No es porque las cosas son difíciles por lo que no nos atrevemos, es porque no nos atrevemos por lo que son difíciles» Séneca.

 

Para seguir con esperanza y luchar por lo que quieres es necesaria una actitud positiva, sobreponernos a las dificultades con una actitud de victoria, no se trata de ir tirando sino de estar decidido a conseguir lo que realmente quieres.

El que posee una buena actitud es capaz de adquirir las habilidades personales necesarias para alcanzar las metas más ambiciosas.

Lista tus habilidades y trabaja para potenciarlas, mejora tus carencias y apóyate en quienes pueden suplirlas.

De esta forma verás que tu negocio, no son sólo tus productos o servicios, se trata de mucho más.

Tú eres tu mejor producto.